La capacidad de discriminar y apuntar a un olor específico, como el de una naranja o incluso un caracol vivo, hace que los perros sean una herramienta invaluable en la detección de artículos agrícolas prohibidos escondidos a la vista. Cuando se trata de encontrar frutas prohibidas, verduras, plantas y productos cárnicos de países de alto riesgo, la nariz de un perro es de gran ayuda.
En los últimos 5 años, las unidades caninas han demostrado ser una pieza clave para el control fitosanitario para el SENASICA (Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria). El entrenamiento recibido en el Centro Nacional de Adiestramiento y Desarrollo de la Unidad Canina (CENADUC) les ha permitido identificar más de 200 mil equipajes en el aeropuerto y donde 9 de cada 10 maletas contenían alguna especie regulada por la ley.
Estos excelentes resultados se deben al entrenamiento integral que reciben las unidades caninas. Los perros deben de ser sociables porque estarán en aeropuerto donde hay todo tipo de personas y animales. Sobre todo, que tengan gusto por jugar, porque el entrenamiento se basa en el juego.
Un caso exitoso y conocido en el medio es sobre Morgan, un labrador que sólo tiene un ojo (izquiero), de cachorro tuvo la suerte de ser adoptado por SENASICA y gracias a su calidad olfativa, buen trato con las personas y tolerancia con los aprendices ayuda a preparar a los futuros manejadores (personas) y aprendices caninos en el Centro de Adiestramiento por lo que Morgan se ha convertido en un canino para demostración y capacitación en el CENADUC.
Las unidades caninas nos han enseñado cómo eficientar nuestras políticas de exportaciones, cuidar el medio ambiente y lo más valioso, a trabajar con un amigo.